prideamsterdam

los chicos de la acera de enfrente

Probablemente la vanidad sea el pecado capital de los artistas; vivimos para crear y creamos, arañando en nuestras obsesiones, para salir de nosotros mismos, intentar hacernos más conscientes de nuestra realidad, y claro está ser conocidos. Es por ello que el haber sido seleccionado por el Comité de Arte del Pride de Amsterdamme llena de orgullo y de satisfacción.

Hace años que vengo trabajando sobre la homofobia, es más, creo que la homofobia es una de las bases de mi discurso, desde los primeros cuadros de "Se busca" hasta las últimas series de lo kitsch, he buscado siempre ese reto a la ortodoxia patriarcal que hace incómoda nuestra presencia en el espacio público como homosexuales, maricones, gays...

Poco puedo contar sobre esta lacra que no conozcáis, pero quizá lo más curioso es lo profundamente interioridad que muchos de nosotros/as tenemos ese sentimiento, de manera que somos a la vez víctima y verdugo... paradojas de la vida.

Esta serie nació hace unos años, y me hizo aún más consciente de la inestable situación en la que nos encontramos. Admitidos en algunas de las sociedades occidentales y  tolerados en muchas, pero en otras, la mayoría, y no tan lejanas de nuestro entorno, somos por nuestra condición sexual despreciados en el mejor de los casos, llegando a ser perseguidos penalmente, e incluso sujetos dignos de aniquilar.

De esta manera nació “Los chicos de la acera de enfrente”: una serie de retratos de personas de importante repercusión social y de marcada homofobia. Retratos en gran formato que forman una serie que quiere revertir su discurso de odio en una intervención que les llevará a desaparecer.

El caso es que para esta ocasión no había ni espacio ni posibilidad de intervención por lo que al final presenté, siguiendo el mismo propósito, una serie de dibujos que incluían un texto alusivo, trabajo este con el que conté con el apoyo, siempre incondicional de Enrique Olcina. 

Las cosas discurrieron de una manera bastante más enrevesada, hecho  que no hizo más  que reafirmarme en la idea que España, es país que a veces es de pandereta, también está a la altura en la defensa de los derechos LGTBI; pero también divertida, al intentar un guiri ligar conmigo diciéndome que “tú obra es un poco de estupenda”...

En fin la vida discurre por extraños derroteros pero la obra está colgada.